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28 de marzo de 2012

Primeras impresiones de 'Reborn', lo nuevo de Thabu

Por Víctor Spinelli, para El Lado Oscuro del Rock

Thabu, la banda argentina de metal progresivo formada por Santiago Díaz Garcés (guitarra), James Robledo (voz), Marcelo Ignacio Toba (bajo) y Leandro Bulanikián (batería) comienza la gira presentación de 'Reborn', su segundo trabajo de estudio. Primeras impresiones sobre un disco que se perfila como uno de los grandes lanzamientos del año dentro del género.



No es fácil componer un disco de la calidad de ‘Reborn’, y pocas bandas del circuito comercial y masivo local podrían aseverar que ellos lo hicieron sin, por lo menos, ponerse colorados. Otra vez la eterna – y razonable – discusión acerca de qué hace que una banda llegue a la cima: ¿Su talento musical o su talento comercial?

Más allá de la discusión de fondo, hay algo que puedo asegurar sin miedo a equivocarme: Thabu es una banda compuesta por músicos increíbles: talentosos, virtuosos, técnicos, estudiosos; pero también sensibles, entusiastas, idealistas. Así y todo, Thabu es – aun, aunque merecen el pase - una banda del under ¿de las mejores del ambiente? No me atrevería a afirmarlo, no porque no sea un grupo de una calidad superlativa, sino más bien porque en el ambiente del ‘subsuelo’ existen infinidad de bandas con un nivel semejante, capaces de superar sin dificultad alguna a las más conocidas y comercialmente exitosas. Reborn es un disco que da sobradas razones para sostener esta última tesis.
A pesar de estar íntegramente cantado en inglés, Reborn cuenta con una característica que sólo los grandes discos han podido desarrollar: independientemente de la poética, la música - lo melódico – es suficiente para dar una aproximación bastante acabada de lo que está ocurriendo a nivel literario: no hace falta saber inglés para conocer el estado de ánimo del protagonista de la historia, o el clima dentro del cual la misma tiene lugar. Esto habla de un disco compuesto de manera reflexiva, sin apuro, pensado tanto desde lo emocional como desde lo estrictamente musical. Cuando se escucha Reborn el cuerpo del oyente asimila las emociones en juego, identificándose y, por ese medio, comprendiendo de qué va la cosa.

Además de la increíble interpretación instrumental, el disco no adolece de un mal muy común, casi epidémico, en el ambiente musical local: el de los cantantes que no están a la altura de las circunstancias. Más de una vez escuchamos bandas instrumental y musicalmente impecables, pero con una voz que hiere severamente al conjunto. Sin embargo, en este caso James Robledo hace un trabajo excepcional. Su flexibilidad para adaptarse a las distintas músicas – e incluso ser él el guía -, y una gran capacidad para alternar entre distintos registros vocales (una voz grave, carrasposa, desagarradora, violenta que retrotrae a los mejores momentos de Russell Allen, y otro tono, claro, firme y hasta dulce, con eventuales y calculados quiebres) le dan una consistencia y una firmeza únicas, a las que muchos deberían prestar atención.

Inscripto en la mejor tradición de grandes discos del metal progresivo como ‘The Divine Wings Of Tragedy’ (Symphony X), ‘One Hour By The Concrete Lake’ (Pain Of Salvation) o ‘Awake’ (Dream Theater), con Reborn, Thabu da cátedra de música. Se trata de piezas inteligentes, que saben transmitir distintos climas e ir de un lado a otro con torsiones sutiles, nada exageradas, lo que lo hace un álbum equilibrado y sumamente accesible por su justeza: secciones instrumentales no demasiado largas, pero lo suficientemente extensas como para desplegar la metáfora musical, melodías pegadizas y temas con una estructura clara (verso, estribillo, puente, sólo), de lo cual los primeros dos cortes de difusión, ‘A game of lies’ – tema que abre el disco - y ‘Fictionating the present’, o la preciosa balada ‘Beyond the end' son fieles ejemplos. Y una yapa más que interesante: una muy buena versión metalera del clásico de Astor Piazzolla, Violentango.
En suma: piezas complejas pero accesibles, una técnica impecable que no deja de lado el corazón y 9 temas que, en su continuidad, atrapan al oyente como lo haría una buena película de suspenso. Un disco que ningún melómano en su sano juicio debe dejar de escuchar.
Thabu comienza la gira presentación de Reborn que, en su primera parte, incluirá actuaciones en Capital Federal, Chascomús y Rosario.

- 30 de Marzo, desde las 22, en GIER (Alvarez Thomas 1078, CABA)
- 31 de Marzo, desde las 15.30, en Perón y Costanera (Chascomús)
- 1 de Abril, desde las 23, en El Sótano (Mitre 785, Rosario)



MÁS INFO EN www.thabu.com.ar

26 de marzo de 2012

La magia de Focus llegó al Teatro Coliseo

Por Víctor Spinelli

Finalmente ocurrió: Focus, una de las bandas más importantes y referentes obligado del rock progresivo mundial, llegó a la Argentina para festejar sus 40 años. Fue el miércoles 21 de marzo, en el Teatro Coliseo.

Musicalmente impecable y definitivamente uno de los shows más divertidos a los que tuve la oportunidad de asistir. La banda, conformada en la actualidad por dos de sus miembros originales - el tecladista, flautista y vocalista Thijs van Leer y el baterista Pierre van der Linden -, a los que se suman Bobby Jacobs en el bajo, y la joven promesa de la guitarra Menno Gojtes dieron un show en el que la única protagonista fue la música.

Con un repertorio de casi dos horas, con piezas en su mayoría instrumentales o con escasa participación vocal, los holandeses recorrieron la historia de la banda de punta a punta. Si bien el setlist contó con composiciones de todas las etapas (por ejemplo Le Tango, de los 80's; o Aya-Yuppie-Hippie-Yee y Focus VII de los 2000), como era de esperase, el acento recayó sobre la época más prolífica de la banda (y del estilo): de los 70's sonaron clásicos como Sylvia, House Of The King, Le Cathedrale de Strasbourg, Harem Carem, Focus I, II y III - la última como bis - la obra maestra Eruption y el esperado pero no por eso menos emotivo Hocus Pocus, tema que, allá por 1972, lanzó a la banda de manera definitiva a primera división.

Los intérpretes: excepcionales, por donde se los mire. Pierre van der Linden deslumbró con unos sólos de batería de otro planeta - más de un baterista de los en boga en la actualidad habrán tomado nota ya en los 70's de los trucos de este gran instrumentista -. Bobby Jacobs tuvo sus momentos solistas pero, sobre todo, fue una base sólida e inconmovible, fundamental para que la banda siga sonando como en sus tiempos de mayor gloria. Y la mención especial para el más joven, el guitarrista Menno Gojtes que si bien cumplió a rajatabla con el legado del grandioso Jan Akkerman, a la vez logró, con un sonido propio e innovador, dar a la banda una vuelta de tuerca renovadora, una gran bocanada de aire fresco y puro.

Por su parte, van Leer no sólo demostró sus dotes musicales al tocar la flauta traversa y el órgano simultáneamente - uno con cada mano -, y cantando sus ya tradicionales onomatopeyas, sino que es, además, un showman incomparable, que mantuvo al público entretenido (con algunos momentos de llanto de risa) con sus chistes, sus comentarios, sus historias y hasta se dio el gusto de pasear por la sala, entre el público, tocando una compleja pieza para flauta solista, sin micrófono, que hizo que todo el resto del teatro - pullman's y super pullman - se pusieran de pie para seguir cada uno de sus pasos por el nivel inferior, el de la platea.

Un show excepcional, con un sonido prolijo y claro, ideal para disfrutar de algunas de las composiciones más complejas y preciosas que ha dado el rock progresivo y experimental, y que no necesitó de decorado alguno, ya que lo más colorido y llamativo de la noche fue Focus en su propio esplendor.

Así arrancaba Focus en el Teatro Coliseo

Video: Canal de Youtube de cucuneno

8 de marzo de 2012

¡Derriben el muro! Roger Waters debutó en River

Por Víctor Spinelli Fotos: AFP

Finalmente, el sueño de miles se hizo realidad: En la noche del miércoles 7 de marzo, Roger Waters brindó el primero de los 9 conciertos programados para Argentina, presentando su gira 'The Wall Live'. Un show sorprendente que mantuvo a más de 40 mil personas al borde del colapso emocional durante casi dos horas.
Un show sobre todo visual, con constantes referencias a las víctimas del sistema, a "los todos los desaparecidos, muertos y torturados" -a quienes el artista dedicó su primer show en el país-, a las vidas perdidas y a las familias destrozadas gracias al sinsentido de las guerras. Una obra teatral, una auténtica ópera rock con inicio, conflicto y aquel desenlace que, a la larga, termina por constituir un nuevo comienzo.
El espectáculo arrancó a las 21.15. Un gran comienzo con 'In The Flesh?': un impactante show de fuegos artificiales, Waters caracterizado como aquel líder autoritario para dar su primer y desafiante discurso: "¿Algo que se te escapa, cariño?... Si quieres saber qué hay detrás de estos fríos ojos, deberás escarbar detrás del disfraz" y, finalmente, el infaltable avión estrellándose contra el muro: una primera aproximación al drama disimulado detrás del impecable uniforme.
Luego, los gigantescos títeres: El profesor castrador/castrado, en 'Another Brick On the Wall'; la macabra y sobreprotectora 'Mother'; y la amada e idealizada, aunque no por eso menos odiada y deformada Sra. Floyd, en 'Don't Leave Me Now'. Un cielo gris, en una pantalla bombardeada por símbolos, marcas, ideologías, personalismos, en 'Goodbye Blue Sky'.

Los ladrillos se van apilando entre el personaje, encarnado en Waters y su banda, y el público, el mundo real: "Adios", alcanzará a saludar el músico a través de una pequeña hendija a la vez que se despega del mundo de los sentidos y antes de que, finalmente, el último bloque esté en su lugar, configurando ahora un impenetrable muro de 80 metros de largo y 10 de alto.

La segunda parte del show llegaría después de un break de algo más de 20 minutos, cuando las luces del estadio volvieran a apagarse para dejar ver nada más que una imponente pared de piedra, mientras que los acordes acústicos de 'Hey You' e 'Is There Anybody Out There?' sonaban como viniendo desde dentro de nuestras cabezas. Recién en 'Nobody Home' se lo pudo ver nuevamente al ex Pink Floyd: sentado, sólo, en un pequeño cuarto, entonaba la desgarradora letra, que luego llevaría a los recuerdos de aquella artista, 'Vera' y las emotivas imágenes de aquellos hijos que, a diferencia de él, sí pudieron recibir y llorar junto a sus padres cuando regresaron de la guerra. La siempre conmovedora 'Comfortably Numb' no tardó en llegar, ni tampoco la historia, que volvía a empezar: luego del trance, todo parecía estar nuevamente en su lugar; aunque la realidad era que "Te tengo malas noticias, cariño: Pink no se siente bien, se quedó en el hotel, nos mandaron a nosotros para reemplazarlo". Nuevamente uniformados, toda la banda delante del muro, a la vista del público, y otra vez aquella cháchara repetitiva, demagógica, desafiante, discriminatoria a la que nos tienen acostumbrados: A los diferentes, "si por mi fuese, los mataría a todos". "Hay algún paranóico en el estadio?", preguntó entonces Waters en inglés, para dar comienzo a la caza en 'Run Like Hell' y esperar a los gusanos carroñeros.

"Quiero irme a casa, quitarme este uniforme y dejar este show. Y espero en esta celda, porque debo saber si todo este tiempo he sido culpable". Una autobiografía trágica que, en el escenario, se vuelve un drama universal que todos, conozcan o no la historia del autor, hayan o no seguido su trayectoria, entienden y a la que se identifican casi instintivamente. Porque 'The Wall' no es un disco, ni una película, ni un show. The Wall es la historia de la vida cotidiana de millones de personas: es el miedo, es la dependencia, es el juicio de valor, el engaño, es la lucha por salir de todo aquello, el conflicto entre la comodidad de la pasividad y el pulso activo del deseo de ser más, de ir más allá de lo pautado: The Wall nos pone frente a una pregunta siempre latente -igual que evitada- que agujerea por igual a diferentes épocas, culturas, sociedades e ideologías: ¿Cuál es mi responsabilidad en toda esta locura? Esto fue lo que 42 mil fanáticos sospecharon cuando, luego del juicio ('The Trial'), al unísono y con el puño en alto demandaron: "¡Derriben el muro, derriben el muro!". Y el muro cayó.
Fuera del muro, la vida parecía feliz. Sonaron mandolinas, guitarras, ritmos y voces alegres.
Roger Waters continuará presentando 'The Wall Live' los días 9, 10, 12, 14, 15, 17, 18 y 20 de marzo en el estadio River Plate.
Entradas y más info en http://www.livepass.com.ar/evento/30/roger-waters-lleva-su-the-wall-live-tour-a-sudamerica

1 de marzo de 2012

Joe Satriani lanza su primer concierto en 3D

Respetando su siempre innovador estilo, Joe Satriani se prepara para lanzar 'Satchurated', el primer registro en 3D de uno de sus conciertos.
El 'largometraje', que registra una de las presentaciones del guitarrista en Montreal (Canada) y cuenta con la dirección de los ganadores del Grammy y Emmy por filmación de conciertos, Pierre y Francois Lamoureux, fue filmado con 10 cámaras, y mezclado en 7.1.

El film será exhibido entre el 1 y 7 de marzo en las salas 3D digitales de las principales ciudades estadounidenses y, a partir del 6 y 7 de marzo respectivamente, en los principales cines de Europa y Australia, tanto en su versión 3D como en la tradicional 2D, ambos en alta definición.

Satchurated fue filmado durante la gira 'The Whormhole Tour', en el marco de la presentación de Black Swans & Whormhole Wizards, en el teatro Metropolitan de Montreal, a sala llena.

Una oportunidad única para disfrutar en primer plano, como si estuviésemos allí, de la genialidad de este referente único e inigualable del rock instrumental en general, y de la guitarra en particular, y que también esperamos poder disfrutar en un futuro en los cines Argentinos y de toda Latinoamérica.

Más info en: www.satchurated.com o www.satriani.com

Mientras tanto, ya es posible disfrutar del adelanto de lo que, sin dudas, marcará un antes y un después en la historia de los conciertos en vivo.

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